Intervención con mujeres: Supervivientes

El principal objetivo de los proyectos de intervención con colectivos de mujeres que han sufrido violencia de género, es trabajar por la recuperación de una vida normal pero sobretodo de su propia autonomía y de su empoderamiento. Es decir, es fundamental que desaparezca la violencia de sus vidas, pero es igual de importante que estas mujeres consigan llevar una vida independiente, protegerse y conseguir el bienestar psicológico que necesitan.

El empoderamiento supone un camino en el que cada mujer reconoce que tiene derechos y confianza en sí misma para lograr sus propósitos. Es por lo tanto un proceso a través del cual se sienten autónomas, mejoran su autoestima y fomentan su capacidad para tomar decisiones. Podría presuponerse que la violencia de género finaliza con la ruptura, sin embargo no se considera que haya acabado hasta que la mujer logra este objetivo.

Entre las estrategias para conseguir este empoderamiento se encuentran las siguientes:

  • Descubrir y llenar el vacío a través de actividades encaminadas a sentirse bien consigo mismas, como las actividades de ocio.
  • Mantenerse activas y conscientes.
  • Autoafirmarse por oposición al agresor, es decir hacer aquellas acciones que les impedían realizar.
  • Recomponer su red de relaciones sociales
  • Escucharse a sí mismas y quererse.


Las acciones que deben emprender para que el proceso de recuperación sea posible dependerá no solo de los recursos de los que disponga si no, en gran parte, del contexto social y de la red de apoyo institucional formal e informal.

No obstante, las ayudas a estas mujeres tienen sus limitaciones en ciertos niveles, ya que aplicar reglas generales a casos particulares hace que algunas personas puedan tener la sensación de que no es suficiente; cada mujer tiene su historia y cada historia nos da una lección sobre lo que debe primar en esta sociedad: tener más recursos de protección.

Muchas veces el problema de la recaída es que los trámites y las gestiones tardan demasiado, y la dependencia y la necesidad son factores que empujan a replantearse la situación ya que peligran otros como por ejemplo la custodia de sus hijos.

Vergüenza, culpa, miedo a perder a los hijos, a quedarse sin casa, además de la anulación de muchas habilidades durante el periodo del maltrato, como la pérdida de autoestima, el aislamiento social o bloqueo de las capacidades para resolver conflictos… todos son aspectos que tienen que superar y que dejan, en muchas ocasiones, más marcas que las físicas.

En este sentido, una de las estrategias de intervención llevadas a cabo con este colectivo,  es el trabajo en grupo; Es muy importante acompañar a la mujer para que vea que no es un caso aislado. Compartir la experiencia, los sentimientos y las emociones con otras personas que han pasado por lo mismo forma parte del proceso de ayuda.

Dentro de estas intervenciones, se llevan a cabo actividades en formato grupal, como por ejemplo:

  • Grupos de reflexión, en los que se trabaja desde la información en temas programados de antemano y en la elaboración conjunta de esta información.
  • Grupos terapéuticos, en los que el objetivo es transformar sus relaciones, tanto con ellas mismas, como con los demás y con la propia vida.
  • Talleres de autonomía personal, cuya meta es la regulación de emociones y pensamientos. Es decir, facilitar herramientas para hacer frente a situaciones de ansiedad y al malestar físico y psíquico que esta le produce.


Algunas entidades, organizaciones y ONGs, se encargan de dar apoyo a nivel grupal, como por ejemplo la Fundación Ana Bella,  la cual ha creado una Red de Mujeres con el siguiente propósito:

Estamos redirigiendo la energía social negativa desde la violencia hacia una energía positiva de Empatía y Productividad. Las mujeres supervivientes no somos el problema, somos parte de la solución. En nuestro camino de empoderamiento dejamos de ser víctimas para convertirnos en mujeres victoriosas que actuamos como agentes de cambio social.”

Desde esta fundación se llevaba a cabo programas como:

  • La escuela, para favorecer su inserción laboral como una de las vías más importantes para la superación.
  • Programa Amiga, el cual tiene como objetivo fortalecer la red social de apoyo de las supervivientes.
  • Testimonios positivos, desde donde forman a las mujeres que han sido maltratadas para potenciar su papel activo como agente de cambio socia


La experiencia ha demostrado que la violencia de género se trata de un problema social y público, y como tal, salir de él sin ayuda de otras personas se hace muy difícil. La clave la encontramos en la integración social y relacional.